Tabla de registro para la ansiedad

Probablemente has escuchado hablar de la ansiedad y sus manifestaciones o síntomas. La ansiedad es un trastorno que tiene manifestaciones fisiológicas (las podemos sentir en el cuerpo) y cognitivas (pensamientos)

¿Quieres empezar a trabajar las situaciones que te generan ansiedad? Te comparto la siguiente tabla de registro que te permitirá ir conociendo como vives tú la ansiedad, cómo y donde la sientes, qué la detona y la intensidad con la que se presenta.

Los malestares que genera la ansiedad pueden estar presentes en la casa, trabajo, escuela, etc.; por eso es importante que identifiques cuando se presenta y que poco a poco aprendas a cuidarte.

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Responsabilidades según la edad de tu hijo

El crecimiento de los niños, sobre todo en sus primeros años de vida, pasa demasiado rápido y desarrollan sus habilidades día a día, adquieren nuevas experiencias y conocimientos a cada momento; por eso, es importante desde los primeros años inculcar la importancia de actividades y responsabilidades. Si no sabes cómo hacerlo o para qué tareas ya esta listo tu hijo de acuerdo a su edad, aquí te dejo algunas sugerencias que puedes empezar a trabajar:

  • De los 2 a los 3 años: A esta edad la habilidad motora de tu hija(o) ya está más desarrollada y puede guardar los juguetes que ha usado en el lugar que has destinado para ello, puede colocar su ropa sucia en su canasto, puede doblar su ropa limpia, sacar la basura, ayudar a poner la mesa, ayudar a recoger objetos grandes colocándolos en repisas, traer sus pañales y toallitas húmedas cuando requiera ser limpiado.
  • De los 4 a los 5 años: El sentido de responsabilidad y el concepto de que existe una consecuencia ante cada acción ya está mas desarrollado, por ello las actividades que involucren estas situaciones son las ideales. Alimentar a la mascota, regar plantas, ordenar su cama, ayudar a limpiar si se ha derramado o algo, ayudar a despejar la cocina y prepararse un sandwich él solo.
  • De los 6 a los 7 años: Su motricidad fina está cobrando más fuerza, ya puede realizar actividades de mayor concentración y precisión, es momento de pedirle que ayude a separar la basura, doblar toallas, acomodar los cubiertos, doblar sus calcetines por pares, pelar papas o zanahorias para elaborar los alimentos.
  • De los 8 a los 9 años: A esta edad ya es capaz de medir riesgos frecuentes y ha aprendido a ser responsable de si y lo que implica ayudar al otro, por ello puede hacerse un huevo revuelto o usar la lavadora (enseñándole previamente), puede pasear al perro, lavar el área de las mascotas, avisar cuando el alimento de la mascota se esté acabando, puede recoger la mesa, lavar y guardar los platos, sacudir muebles.
  • De los 10 a los 11 años: Están entrando en la edad donde no les gusta hacer actividades que perciben como aburridas, la perseverancia y disciplina son ahora más importantes que nunca porque es momento de enseñarles que hay actividades que queramos o no, deben de hacerse. Limpiar los baños, barrer, trapear, aspirar áreas determinadas, cortar el pasto, aprender a cocer algún botón o calcetín, son actividades ideales a esta edad.

Conclusión: Recuerda que tú eres quien mejor conoce las habilidades de tu hij@. Enseñarle a realizar actividades que le sean útiles en un futuro es una tarea constante que ellos aprenden por medio de la repetición y la perseverancia, esto también les ayuda a ir creando la tolerancia a la frustración que van experimentando.

Al no permitir que ellos participen en las actividades de la casa, no estamos mandando un mensaje de amor y cuidado, más bien, les estamos diciendo que no confiamos en sus habilidades y por eso no dejamos que hagan las cosas.

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3 estrategias efectivas para manejar el estrés diario

En el ajetreado mundo en el que vivimos, el estrés se ha convertido en una parte común de nuestras vidas. Día a día nos enfrentamos a desafíos y presiones que pueden generar malestar, afectando nuestro bienestar físico, mental y emocional. En este artículo, exploraremos tres estrategias efectivas respaldadas por la psicología para ayudarte a manejar el estrés diario y encontrar un equilibrio saludable en tu vida.

  1. Establece límites y prioridades: El estrés a menudo surge cuando tratamos de abarcar demasiado en nuestras vidas. Aprender a establecer límites y prioridades claras puede ayudarte a administrar mejor tu tiempo y energía. Identifica tus tareas más importantes y concéntrate en ellas por períodos no mayor a 20 minutos para evitar dispersarte en múltiples actividades. Aprende a decir «no» cuando sea necesario y establece límites saludables en tus relaciones personales y profesionales.
  2. Practica la atención plena: La atención plena es una técnica que te ayuda a enfocarte en el presente, reconociendo tus pensamientos, validando tus emociones y tomando conciencia de como se encuentra tu cuerpo. Al practicar la atención plena, puedes reducir el malestar que genera el estrés, ya que tomas conciencia de tu aquí y ahora, en lugar de trasladarte al futuro o pasado a escenarios que no existen. Intenta dedicar unos minutos al día durante tus actividades más pesadas para identificar como estás en ese momento, manejando siempre tu respiración. Esto te permitirá calmar tu mente y reducir la ansiedad.
  3. Cultiva una red de apoyo: Contar con una red de apoyo sólida es fundamental para manejar el estrés. Comparte tus preocupaciones y desafíos con personas de confianza, ya sean amigos, familiares o incluso profesionales de la salud mental. No tengas miedo de buscar ayuda cuando la necesites. A veces, solo hablar sobre tus problemas puede aliviar la carga emocional y brindarte perspectivas valiosas.

Conclusión: El estrés diario puede ser abrumador, pero no debes permitir que te controle. Utiliza estas estrategias respaldadas por la psicología para manejar el estrés y promover tu bienestar emocional. La atención plena, el establecimiento de límites y la búsqueda de apoyo son poderosas herramientas para encontrar un equilibrio saludable y disfrutar de una vida más tranquila y satisfactoria. Recuerda que el manejo del estrés es un proceso continuo, pero con práctica y paciencia, puedes aprender a enfrentarlo de manera efectiva.